Desde el 3 de marzo hasta la fecha, se han realizado 128 inspecciones en pescaderías y restaurantes; las revisiones continuarán hasta el 27 de abril. Se recomienda que los productos del mar estén refrigerados o congelados al momento de su compra.
El Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), junto con la Coordinación de Regulación Sanitaria, ha intensificado la vigilancia sanitaria durante la temporada de Cuaresma para asegurar que los pescados y mariscos comercializados en mercados, pescaderías y restaurantes sean seguros para el consumo y no pongan en riesgo la salud de los consumidores.
El programa de inspección comenzó el 3 de marzo y se extenderá hasta el 27 de abril. Hasta el momento, se han verificado 128 establecimientos, y se planean 270 verificaciones más durante las próximas semanas.
Las inspecciones se enfocan en asegurar que los negocios cumplan con las normativas de higiene y la correcta conservación de los productos, especialmente manteniendo la cadena de frío para evitar la descomposición de los mariscos. También se han realizado capacitaciones a 290 trabajadores sobre las mejores prácticas sanitarias.
Se tiene previsto tomar 350 muestras de productos pesqueros para ser analizadas en el Laboratorio Estatal de Salud Pública con el fin de detectar la presencia de bacterias peligrosas como Vibrio cholerae 01 y Vibrio parahaemolyticus, que pueden causar enfermedades como el cólera y la gastroenteritis.
El ISEM aconseja que, al comprar pescados y mariscos, se verifique que estén en refrigeración o congelados y que no presenten sangre, vísceras, tierra o cualquier otro contaminante. Además, se recomienda comprar estos productos en establecimientos confiables, asegurándose de que tengan ojos y piel brillantes, escamas firmes y que no desprendan mal olor.
En el caso de los mariscos con concha, es importante que estén bien cerrados y que sus articulaciones sean firmes y sin manchas oscuras. Estos detalles ayudarán a minimizar los riesgos de enfermedades gastrointestinales.
Asimismo, se recomienda descongelar los productos dentro del refrigerador, no a temperatura ambiente, para evitar la proliferación de bacterias. Además, se deben lavar adecuadamente y cocinar inmediatamente. En caso de prepararlos al horno, es fundamental asegurarse de que la temperatura y el tiempo de cocción sean los adecuados.
Por último, la Secretaría de Salud insiste en que los productos no deben ser descongelados y luego volver a congelarse, y deben almacenarse en la parte más fría del refrigerador, a una temperatura inferior o igual a 4ºC, envueltos en plástico impermeable para evitar su deshidratación.