El pasado 17 de diciembre, Luis Hernández de Paz, alcalde electo de Santo Tomás de los Plátanos, rindió protesta en un acto tenso. A pesar de tener una orden de aprehensión del Operativo Enjambre, evadió a las autoridades. Esto dejó en jaque la estabilidad gubernamental del municipio.
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Un acto rodeado de operativos
La ceremonia debía simbolizar el inicio de un nuevo gobierno municipal, pero se volvió caótica. Hernández de Paz, señalado por vínculos con La Familia Michoacana, llegó acompañado de simpatizantes. Estaba con elementos de su equipo. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México intentó arrestarlo. Sin embargo, bloqueos vehiculares y confrontaciones con asistentes permitieron su fuga.
El Operativo Enjambre, diseñado para combatir la corrupción en la región, ha capturado a otros funcionarios. Incluye a una alcaldesa relacionada con la misma célula criminal. En el caso de Hernández de Paz, su conexión con financiamientos ilícitos alimenta las investigaciones.
Gobernabilidad en crisis
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La huida del alcalde electo deja un vacío político que amenaza la administración entrante. Según leyes locales, en ausencia del titular, el suplente podría asumir el cargo. O bien, se requeriría la intervención del Congreso estatal. Esta situación subraya la urgencia de fortalecer las instituciones municipales. También de garantizar que las autoridades estén libres de nexos con actividades ilícitas.
El caso de Santo Tomás de los Plátanos muestra cómo el crimen organizado puede infiltrarse en el poder. La huida de Hernández de Paz plantea dudas sobre la efectividad de las estrategias gubernamentales para combatir la corrupción. También sobre asegurar el estado de derecho en regiones vulnerables.