La infraestructura se ha consolidado como un pilar fundamental para el desarrollo económico y social del Estado de México. Gracias a su ubicación estratégica y su cercanía con la capital del país, la entidad se posiciona como un punto neurálgico para la inversión, la logística y la movilidad en la región centro del país.
Durante los últimos años, la ampliación de autopistas y redes carreteras ha facilitado el tránsito de mercancías y personas, fortaleciendo la competitividad del estado. Vías como la México–Toluca, el Circuito Exterior Mexiquense y la reciente autopista Toluca–Naucalpan han reducido tiempos de traslado, incentivando la instalación de parques industriales, centros logísticos y desarrollos comerciales.
En el ámbito de la movilidad urbana, el proyecto del Tren Interurbano México–Toluca representa una de las apuestas más ambiciosas para mejorar el desplazamiento diario de miles de trabajadores hacia la capital del país. Aunque su implementación ha enfrentado retrasos, su impacto potencial en la conectividad es significativo.
Sin embargo, el desarrollo no puede ser sostenible sin una infraestructura hídrica y energética adecuada. Municipios con alta densidad poblacional enfrentan retos crecientes en el acceso al agua potable, el tratamiento de residuos y la eficiencia energética. Iniciativas para modernizar plantas de tratamiento, mejorar redes de distribución y adoptar energías renovables ya se encuentran en marcha, aunque aún con margen de crecimiento.
Por otro lado, regiones como Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli, Naucalpan y Toluca continúan consolidándose como polos industriales y logísticos. La cercanía con el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) también impulsa nuevas oportunidades para el desarrollo del norte del estado, especialmente en corredores logísticos e inmobiliarios.
Expertos en desarrollo urbano coinciden en que el futuro del Edomex dependerá de una visión integral que combine inversión en infraestructura con políticas públicas sostenibles e incluyentes. La colaboración entre gobierno, iniciativa privada y sociedad civil será determinante para consolidar al Estado de México como una entidad moderna, conectada y competitiva a nivel nacional e internacional.