Entre mujeres no se vale tirarnos: la fuerza está en unirnos

by Editorial

Por Adriana Gallardo

Hablemos claro: no hay nada que drene más la energía que la competencia negativa entre mujeres. Esa envidia disfrazada de “crítica constructiva”, ese comentario que no aporta, esa mirada que busca bajarte la autoestima en lugar de celebrarte. Y lo peor es que muchas veces lo normalizamos, como si ser rivales fuera la única forma de convivir.

La verdad es que esa actitud nos roba productividad, foco y hasta salud emocional. ¿Por qué? Porque cuando estás más pendiente de lo que hace la otra que de lo que tú misma quieres construir, te desconectas de tu propósito. Terminas invirtiendo tu tiempo en compararte, en sentirte menos o en querer demostrar más de lo necesario. Eso es un círculo vicioso que no deja crecer a nadie.

Mujeres, aquí entre nos: la competencia tóxica es una pérdida de tiempo y energía. Nos pone en modo defensa, cuando podríamos estar en modo creación. Y la diferencia es enorme. Una mente ocupada en defenderse no puede innovar. Un corazón ocupado en el enojo no puede disfrutar. Y un equipo dividido no puede avanzar.

Ser colaborativas no es sólo un texto bonito para Instagram, es una estrategia de vida y de negocios. Cuando trabajamos unidas, multiplicamos talentos, compartimos recursos y creamos redes que sostienen. Te lo digo por experiencia: lo que más impulsa mis proyectos no son los logros individuales, sino las alianzas con otras mujeres igual de apasionadas.

Piénsalo así: ¿qué prefieres? ¿Un camino lleno de obstáculos creados por la envidia, o uno pavimentado por la colaboración? La primera opción te agota, la segunda te empodera.

Además, la unión entre mujeres manda un mensaje poderoso al mundo. Demuestra que no necesitamos competir para brillar, que hay espacio para todas y que el éxito no es un pastel con rebanadas limitadas. Al contrario: cuando una crece, abre camino para las demás.

Así que la próxima vez que sientas ese impulso de criticar, de restarle valor a otra o de compararte, detente. Respira y recuerda: somos mucho más fuertes juntas. Si en lugar de rivalidad elegimos solidaridad, dejamos de ser competidoras y nos convertimos en aliadas.

Al final del día, eso es lo que necesitamos: círculos de apoyo, tribus que celebren, espacios donde se hable de logros sin miedo a los celos. Porque la energía femenina, cuando está bien enfocada, no sólo es imparable, ¡es contagiosa!

Así que Chingonas, ya saben: menos odio, más colaboración. Menos rivalidad, más unión. Porque juntas, siempre vamos a llegar más lejos.

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