En el ecosistema empresarial del Estado de México, hablar de transformación digital ya no debería ser una opción, sino una necesidad impostergable. Sin embargo, la realidad muestra que aún estamos lejos de una adopción generalizada. Los costos percibidos, la resistencia cultural y la falta de capacitación siguen siendo los principales frenos que impiden que nuestros pequeños negocios abracen la digitalización como palanca de crecimiento.
Costos: una barrera más mental que real
Es cierto que integrar herramientas tecnológicas requiere inversión, pero hoy en día existen soluciones escalables y asequibles para prácticamente cualquier tamaño de empresa. Desde terminales de cobro, plataformas de e-commerce, hasta software de gestión administrativa, el acceso a la tecnología nunca ha sido tan amplio y económico como ahora.
El verdadero obstáculo, en mi opinión, radica en la percepción: muchos empresarios siguen viendo la digitalización como un gasto, no como una inversión estratégica que les permitirá ampliar su mercado, mejorar su eficiencia y blindarse ante futuras crisis.
Tradición versus competitividad
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En el Estado de México, abundan negocios familiares que operan bajo esquemas que han funcionado durante décadas. ¿Por qué cambiar lo que «siempre ha funcionado»? Porque el mercado ha cambiado radicalmente.
La nueva generación de consumidores demanda experiencias ágiles, pagos digitales, compras en línea, y atención personalizada a través de canales digitales. La lealtad ya no se gana únicamente con un trato cordial en el mostrador: ahora se construye también a través de una estrategia digital sólida y auténtica.
Respetar nuestras tradiciones no debe significar quedar anclados en prácticas que limitan el crecimiento. La competitividad en el mundo actual requiere agilidad, innovación y apertura al cambio.
Falta de capacitación: un vacío que urge llenar
Desde mi experiencia asesorando empresas, puedo afirmar que la falta de capacitación es una de las principales causas de rezago tecnológico. No basta con ofrecer herramientas: necesitamos formar líderes y equipos capaces de comprender y aprovechar esas herramientas estratégicamente.
Programas de capacitación continua, mentorías, y una colaboración más activa entre sector público, privado y academia son fundamentales para cerrar esta brecha de habilidades digitales en el empresariado mexiquense.
Digitalizarse para resistir y prosperar
La pandemia de Covid-19 dejó lecciones que no podemos ignorar: quienes se adaptaron rápido sobrevivieron y, en muchos casos, crecieron. Aquellos negocios que ya contaban con canales digitales activos pudieron sostener sus operaciones y llegar a clientes cuando la movilidad se restringió.
Hoy, frente a un entorno económico global aún incierto, la digitalización vuelve a ser el salvavidas, pero también la gran oportunidad para expandir horizontes, profesionalizar procesos y construir negocios resilientes.
¿Qué sigue para los negocios del Estado de México?
Transformar el tejido empresarial del Estado de México exige visión y compromiso. No basta con esperar a que las condiciones sean ideales: hay que actuar ahora. Apostar por la digitalización es apostar por el crecimiento, la competitividad y la permanencia en un mercado cada vez más dinámico.
Hago un llamado a empresarios, cámaras de comercio, gobiernos locales y universidades a unir esfuerzos para impulsar una transformación digital real, inclusiva y sostenible. El momento de actuar es hoy. El futuro no va a esperar.
