Diferencia entre Columnista y Experto.

by Editorial

Por Kary Fernández

En el ecosistema donde todos se presentan como gurús, ninjas, senseis y “thought leaders” de LinkedIn, conviene aclarar algo: un experto no es un columnista editorial, y viceversa. Aunque muchos insistan en maquillarse con ambos títulos, la diferencia es crucial, sobre todo cuando se trata de decidir a quién darle un micrófono, una pluma o, peor aún, un presupuesto.

El experto es el cirujano que abre la caja torácica de tu empresa o tu problema y sabe exactamente qué arteria cortar o suturar. Su valor está en la precisión, en la data dura, en los años de campo, en los resultados tangibles. Un experto no tiene que ser simpático ni poético: basta con que entregue certezas. Sirve para resolver.

El columnista editorial, en cambio, juega en otra cancha: la de la narrativa, la provocación y la interpretación. Su trabajo no es darte la receta, sino generar conversación, incomodar al lector, mover la aguja de la opinión pública. Un columnista no necesariamente sabe operar el corazón, pero puede convencer a la sala de espera de que el sistema de salud necesita una cirugía mayor. Sirve para influir.

Por qué importa esta distinción? Porque si invitas a un experto esperando que te arme titulares, fracasarás en el rating. Y si contratas a un columnista para solucionar una crisis operativa, terminarás con un ensayo brillante… y el mismo incendio ardiendo en la oficina.

En un mundo empresarial cada vez más saturado de voces, saber cuándo necesitas certezas y cuándo necesitas impacto es la verdadera ventaja competitiva. Los expertos construyen puentes. Los columnistas te dicen si ese puente lleva a Roma o directo al precipicio.

Así que la próxima vez que te cruces con alguien que presume ser “ambas cosas”, respira hondo y pregúntate:
Necesito que me resuelvan el problema o que me cambien la conversación?
La respuesta definirá si buscas un bisturí… o una pluma.

Just saying…

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