La administración de Estados Unidos ha abierto la posibilidad de imponer aranceles a productos clave como los semiconductores y los insumos farmacéuticos, incrementando la tensión en el escenario del comercio internacional. Esta decisión se suma a la estrategia del presidente Donald Trump de utilizar los aranceles como herramienta principal en sus políticas económicas y de negociación internacional.
De acuerdo con documentos publicados en el Registro Federal, el Departamento de Comercio ha iniciado investigaciones para evaluar los posibles riesgos a la seguridad nacional derivados de la importación de medicamentos, ingredientes activos, semiconductores y equipos relacionados con la producción de chips.
Aunque ya se impuso un arancel general del 10%, otros gravámenes más altos fueron suspendidos temporalmente durante un periodo de 90 días para varios países, mientras continúan las negociaciones con China y otros socios comerciales.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, señaló avances en las conversaciones bilaterales, aunque no ofreció detalles específicos ni plazos concretos. Respecto a China, se limitó a decir que existe “un gran acuerdo por alcanzar”, sin precisar cuándo podría concretarse.
En medio de este panorama, los aranceles estadounidenses sobre productos chinos han escalado hasta el 145%, y China ha respondido con gravámenes del 125% sobre importaciones provenientes de EE.UU.
A pesar de que el viernes pasado se otorgaron exenciones para ciertos productos electrónicos —incluyendo smartphones, laptops y semiconductores— funcionarios estadounidenses aclararon posteriormente que estas medidas serán transitorias.
La tensión comercial continúa, mientras líderes como el presidente chino Xi Jinping advierten que este tipo de conflictos no dejan ganadores.