En el Estado de México, muchos negocios fijan sus precios con base en la competencia, lo que “cree” que puede pagar el cliente, o incluso por intuición. Sin embargo, establecer precios sin una estructura clara es uno de los errores más comunes entre empresarios y una de las razones por las que, aunque vendan bien, no crecen o incluso pierden dinero.
Fijar un precio correctamente implica más que cubrir el costo directo. Es necesario conocer a fondo los costos fijos, variables, impuestos, comisiones y hasta el tiempo invertido. También debe contemplarse el margen de utilidad, el valor percibido por el cliente y los objetivos financieros del negocio.
Si solo tomas en cuenta el precio de los insumos, podrías estar dejando fuera gastos como transporte, renta, servicios, publicidad o el salario del equipo. Así, el negocio se vuelve insostenible en el mediano plazo.
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Además, es importante revisar tus precios con regularidad. La inflación, el alza en insumos o el crecimiento de tu empresa hacen que la estructura de costos cambie constantemente. No actualizar precios es como no ajustar el rumbo de un barco cuando el viento cambia.
El precio no solo debe ser competitivo, también debe ser rentable. Y rentabilidad no es cobrar más por costumbre, sino cobrar con base en datos y visión. Calcula con estrategia: es una herramienta para crecer, no solo para vender.