A tan solo dos horas de la Ciudad de México, Valle de Bravo se ha consolidado como uno de los destinos turísticos más completos y encantadores del Estado de México. Su título de Pueblo Mágico no es casual: es el reflejo de una combinación única entre naturaleza, aventura, cultura y hospitalidad.
Su atractivo más icónico es el lago de Valle de Bravo, que ofrece un paisaje de postal y actividades acuáticas durante todo el año. Rodeado de montañas, el entorno natural invita a la aventura y el descanso por igual. Sitios como la Reserva de Monte Alto, el Mirador La Peña y el Santuario de la Mariposa Monarca permiten conectar con la biodiversidad de la región.
Valle de Bravo también es un punto clave para el turismo de bienestar, con spas, centros de relajación y propuestas gastronómicas que rescatan la esencia local. Las cabalgatas, el ciclismo de montaña y el parapente son algunas de las experiencias más buscadas por quienes aman las emociones al aire libre.
Pero el encanto no termina ahí: su arquitectura colonial, sus festividades tradicionales y su cálida oferta de hospedaje complementan la experiencia. El Templo de Santa María Ahuacatlán, con su Cristo Negro, es una visita obligada para quienes también buscan conocer la parte espiritual del destino.
Ya sea para una escapada de fin de semana, una experiencia romántica o unas vacaciones en familia, Valle de Bravo está preparado para recibirte. Porque aquí, además de todo lo que hay por ver y hacer, lo más valioso es cómo te hace sentir: como en casa.
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