En 2024, el Estado de México logró una recaudación histórica, generando ingresos de aproximadamente 5.9 millones de pesos por hora, una cifra sin precedentes en la entidad. Este logro no fue producto del azar ni de un aumento en la presión fiscal, sino el resultado de una estrategia integral basada en incentivos fiscales, subsidios dirigidos y una política de cercanía con la ciudadanía y el sector productivo.
Una estrategia centrada en el contribuyente
El modelo fiscal mexiquense apostó por un enfoque innovador: en lugar de castigar el incumplimiento, buscó premiar el cumplimiento y fomentar la formalidad. Para ello, se implementaron diversos programas que facilitaron el cumplimiento de las obligaciones fiscales, como descuentos en el impuesto sobre la tenencia vehicular, subsidios a pequeñas y medianas empresas, y condonaciones parciales de recargos y multas para quienes se regularizaron voluntariamente.
Esto generó un clima de confianza entre el contribuyente y el gobierno estatal. La percepción de que los recursos se están utilizando de forma eficiente y transparente también jugó un papel importante en el aumento de la recaudación, ya que cada vez más ciudadanos decidieron cumplir voluntariamente con sus obligaciones.
Impulso a la economía local
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Otro de los elementos clave fue el diseño de estímulos económicos para sectores estratégicos, especialmente las MIPYMES, que representan el motor económico de la entidad. A través de subsidios temporales y asesoría personalizada, muchas empresas pudieron ponerse al día con sus impuestos, reinvertir en sus operaciones y generar nuevos empleos.
Además, el gobierno impulsó programas de educación fiscal, acercando a los contribuyentes a la cultura del cumplimiento responsable. Mediante campañas de concientización, ferias fiscales y el uso de plataformas digitales, se simplificó el proceso de pago y se redujeron los tiempos de espera y gestión.
Tecnología y digitalización: motores de eficiencia
La digitalización de los procesos tributarios fue otro de los factores que contribuyó al éxito. El gobierno del Estado de México fortaleció sus plataformas tecnológicas, permitiendo a los ciudadanos consultar, pagar y regularizar sus impuestos desde dispositivos móviles o computadoras, con interfaces más accesibles y seguras.
Gracias a estos avances, se mejoró el monitoreo de ingresos, se redujo la evasión fiscal y se optimizó la administración de recursos públicos. La automatización también facilitó la detección de rezagos, permitiendo una atención más ágil y personalizada a los contribuyentes con adeudos.
Un precedente nacional
La recaudación histórica alcanzada en 2024 posiciona al Estado de México como un referente nacional en materia de administración tributaria estatal. La experiencia demuestra que una política fiscal moderna, centrada en la cooperación en lugar de la confrontación, puede generar resultados positivos, incluso en contextos económicos retadores.
Este avance financiero abre la puerta a mayores inversiones en infraestructura, salud, educación y programas sociales. También sienta las bases para una política fiscal sostenible y progresiva, en la que el cumplimiento tributario se convierta en una práctica habitual, no una carga temida.
El caso del Estado de México en 2024 deja una lección clara: recaudar más no siempre implica cobrar más, sino hacerlo mejor. A través de incentivos, cercanía, transparencia y tecnología, se puede construir una relación de confianza entre gobierno y contribuyentes. Y cuando esa relación se fortalece, los resultados hablan por sí solos.