La transformación del nearshoring en México

by Grupo Nobula

Hace más de 25 años, México comenzó a transformarse con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC). Gracias a su ubicación geográfica, el bajo costo de la mano de obra y la estabilidad política y social, el país se volvió atractivo para la inversión extranjera. Esto se reflejó en un aumento significativo de la inversión extranjera directa (IED), que pasó de $14 mil millones de dólares en 1999 a más de $30 mil millones en 2001.

Inicialmente, muchas empresas llegaron con una mentalidad de maquiladoras, pero con el tiempo, algunas empezaron a desarrollar capacidades más avanzadas en México. En los primeros años, más del 70% de la IED era dinero nuevo para iniciar fábricas. Con el tiempo, las empresas reinvirtieron sus utilidades, consolidándose en el país.

La reubicación de las cadenas de valor, conocida como nearshoring, es cuando las empresas sitúan sus activos productivos cerca de sus mercados. Este fenómeno se empezó a observar en México alrededor de 2012 o 2013. Las empresas buscaban estar más cerca de sus clientes debido a la demanda creciente de entregas rápidas y personalizadas.

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El nacionalismo y la pandemia fueron detonantes adicionales del nearshoring. La pandemia, en particular, reveló la fragilidad de las cadenas de suministro globales, causando escasez de productos y forzando a las empresas a reconsiderar sus estrategias de localización.

El nearshoring no debe confundirse con la expansión de centros de distribución en el país o el crecimiento de empresas mexicanas. Nearshoring implica que las empresas internacionales establecen fábricas cerca de sus mercados clave. Ejemplos incluyen Skyjack y Man Wah Holdings, que invirtieron en México para estar más cerca de sus clientes en Estados Unidos.

El fenómeno ha sido especialmente notable con empresas asiáticas, particularmente chinas. La IED de China en México pasó de $38.3 millones de dólares en 2011 a más de $385 millones en 2021. Empresas chinas están instalando fábricas en México para etiquetar sus productos como “Hecho en México” y aprovechar los beneficios arancelarios del tratado comercial con Estados Unidos.

El Parque Industrial Hofusan es un epicentro de estas inversiones chinas. Este parque, una colaboración entre desarrolladores chinos y la familia Santos, ya tiene 20 empresas y se espera que crezca significativamente en los próximos años.

La tendencia del nearshoring ha creado un boom en el sector industrial de México. Ciudades como Monterrey han visto un incremento en inversiones extranjeras, particularmente en el sector automotriz y electrónico. Sin embargo, esto también presenta desafíos como la infraestructura, el suministro de energía y agua, y la mano de obra.

El impacto del nearshoring es profundo. Empresas como Unilever están invirtiendo grandes sumas en México, lo que implica la construcción de fábricas, la contratación de personal y el desarrollo de relaciones con proveedores locales. Se estima que si México reemplazara el 5% de las exportaciones asiáticas, el PIB del país crecería en un 2%, aproximadamente $23 mil millones de dólares.

El nearshoring también beneficia a desarrolladores inmobiliarios, la industria de la construcción, aeropuertos, aerolíneas, hoteles y empresas de transporte. Genera más empleo y promueve el desarrollo económico de regiones enteras.

Ejemplos concretos de este crecimiento incluyen el municipio de Pesquería, que experimentó un crecimiento explosivo de su población tras la llegada de KIA Motors. Similarmente, Hisense, una empresa china, está construyendo una planta en Salinas Victoria, lo que transformará significativamente la región.

El nearshoring es una realidad en México que ofrece oportunidades significativas para las empresas locales. Es crucial identificar cómo aprovechar estas oportunidades, ya sea ofreciendo productos y servicios a las nuevas empresas que llegan o adaptándose a los cambios en el entorno competitivo.

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