La economía circular ha dejado de ser un concepto marginal para convertirse en una estrategia clave para el desarrollo sostenible del Estado de México. Este modelo económico, basado en la reducción, reutilización y reciclaje de materiales, está siendo adoptado por un creciente número de empresas que buscan generar valor ambiental, económico y social al mismo tiempo.
Uno de los ejemplos más representativos es PetStar, ubicada en Toluca, considerada la recicladora de PET grado alimenticio más grande del mundo. Esta planta procesa alrededor de 50 mil toneladas anuales de botellas de plástico, que son transformadas en resina reciclada para nuevos envases. Su operación forma parte de un modelo de economía circular en alianza con la Industria Mexicana de Coca-Cola.
Otra iniciativa destacada es la de Holcim México, una cementera con presencia en Apaxco y Toluca que ha revolucionado la logística al incorporar camiones mezcladores de concreto totalmente eléctricos. Esta medida, además de reducir significativamente las emisiones contaminantes, sienta un precedente en la industria de la construcción.
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Por su parte, Grupo Modelo ha lanzado los «Corona Natural Freezers», sistemas de refrigeración que emplean bionanotecnología para disminuir el consumo energético en un 30%. Estas acciones se complementan con flotillas eléctricas y programas de reforestación que apuntan a neutralizar su huella ambiental.
Estas iniciativas no se desarrollan en el vacío. El Congreso del Estado de México ya trabaja en la elaboración de una Ley de Economía Circular, cuyo objetivo es establecer un marco normativo que incentive prácticas sostenibles tanto en el sector público como en el privado. La propuesta incluye la creación de un consejo consultivo que coordine esfuerzos e impulse la reutilización de materiales a gran escala.
A nivel nacional, también se han presentado reformas a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, las cuales incorporan los principios de la economía circular y plantean incentivos para las empresas que adopten esta lógica, así como sanciones para aquellas que no lo hagan.
La colaboración entre autoridades y empresas ha sido clave para el éxito de este modelo. Compañías como Bimbo, CEMEX y Rotoplas han implementado programas de reciclaje, energías limpias y eficiencia hídrica, alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, asociaciones como la de la Corporación Financiera Internacional (IFC) y Greenback han incorporado tecnologías como blockchain para garantizar la trazabilidad del reciclaje de plásticos, con el objetivo de procesar hasta 90 mil toneladas de residuos al año.
Se estima que las iniciativas de economía circular podrían permitir el aprovechamiento de hasta el 70% de los residuos sólidos en el Estado de México. Esta cifra no solo habla del impacto ambiental, sino también del potencial económico que representa: creación de empleos, atracción de inversión y generación de cadenas de valor más resilientes y sostenibles.
El Estado de México está demostrando que es posible avanzar hacia un futuro más verde sin sacrificar el crecimiento económico. Con un marco normativo en construcción, liderazgo empresarial y participación ciudadana, esta entidad se perfila como referente nacional en economía circular.
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