Por Fátima Olivares
Presidenta del Movimiento Embajadoras Mujeres Impulsando Mujeres
Septiembre es el mes en el que México celebra su historia, su libertad y su identidad.
Pero la independencia no se limita a las gestas heroicas del pasado: también se manifiesta en la vida cotidiana de miles de mujeres que, desde sus oficios artesanales, sostienen la economía familiar, fortalecen a sus comunidades y mantienen viva la esencia cultural de la nación.
Para muchas mujeres, emprender en el ámbito artesanal ha sido una vía de independencia económica. Sus manos transforman materiales locales en piezas únicas que no solo cuentan historias, sino que también abren caminos hacia la autonomía. Cada bordado, cada rebozo, cada pieza de barro o madera representa libertad: la de decidir, la de generar ingresos propios y la de transmitir un legado con dignidad.
En este sentido, el emprendimiento artesanal se convierte en una forma contemporánea de independencia, una que refleja el espíritu de resiliencia y fortaleza que caracteriza a las mujeres mexicanas.
La artesanía es, ante todo, identidad. Cada creación es un puente entre generaciones, una memoria viva que conecta a México con sus raíces. Sin embargo, lo artesanal no es solo tradición: también es negocio. Hoy en día, mujeres artesanas han sabido integrar innovación, diseño y estrategias de mercado para llevar sus productos más allá de lo local. Esto demuestra que la cultura puede ser motor económico y que lo hecho a mano, lejos de quedarse en el pasado, es un modelo de emprendimiento competitivo y sostenible.
En un contexto global, elegir un producto artesanal es un acto de consumo consciente. No se trata solo de adquirir un objeto, sino de valorar el trabajo, el tiempo y la historia que encierra. Cada compra fortalece a las comunidades, preserva saberes ancestrales y genera cadenas de valor con rostro de mujer. En septiembre, este gesto adquiere un sentido patriótico: apoyar a las mujeres artesanas es también defender la independencia económica y cultural de México.
Un rasgo fundamental del emprendimiento femenino en el sector artesanal es la capacidad de tejer redes. Cooperativas, asociaciones y colectivos permiten que las mujeres potencien sus esfuerzos, se capaciten y lleguen a nuevos mercados. Esta sororidad fortalece no solo sus negocios, sino también la cohesión social de sus comunidades.
El emprendimiento artesanal es identidad nacional porque rescata nuestras raíces y las proyecta hacia el futuro. Es independencia porque otorga a las mujeres la libertad de decidir, de crear y de emprender.
En este mes patrio, es importante reconocer que la independencia se sigue construyendo todos los días, en cada taller, en cada mercado, en cada mujer que transforma con sus manos la tradición en una oportunidad de vida.
Celebrar a nuestras artesanas es celebrar a México.