Las fugas de dinero son como grietas invisibles que, poco a poco, erosionan la rentabilidad de los negocios. Muchas PyMEs en el Edomex operan bajo la ilusión de que todo está en orden, cuando en realidad pequeños descuidos financieros se acumulan y afectan la estabilidad a largo plazo.
El primer tip es revisar periódicamente los gastos fijos. Rentas, servicios y contratos de proveedores deben evaluarse con frecuencia, ya que muchas veces se mantienen por inercia sin considerar ajustes o negociaciones que representen ahorros.
El segundo tip es establecer controles estrictos en inventarios y facturación. Una mala gestión en estos procesos genera pérdidas silenciosas que, aunque pequeñas, se convierten en grandes fugas cuando se suman al final del mes o del año.
El tercer tip es digitalizar la operación financiera. Hoy existen herramientas accesibles que permiten monitorear ingresos y egresos en tiempo real, evitando errores humanos y detectando irregularidades de manera inmediata.
En municipios como Metepec o Naucalpan, donde la competencia obliga a cuidar cada recurso, la disciplina financiera marca la diferencia entre crecer y estancarse.
Las fugas de dinero no siempre son grandes fraudes; a veces son simples descuidos, como compras innecesarias o retrasos en pagos, que afectan directamente el flujo de efectivo.
En definitiva, detectar y cerrar estas fugas es proteger la base de cualquier negocio. No se trata de recortar sin criterio, sino de optimizar recursos para garantizar estabilidad y crecimiento.