La gastronomía tradicional del Estado de México ha sido oficialmente reconocida como una forma de artesanía, un hecho que representa un gran paso hacia la preservación del patrimonio cultural e inmaterial de la región. Esta distinción no solo resalta el sabor y la complejidad de los platillos mexiquenses, sino también el conocimiento ancestral y las técnicas que se transmiten de generación en generación.
Este reconocimiento otorga a las cocineras y cocineros tradicionales el estatus de artesanos, valorando su trabajo más allá de lo culinario. Preparar un platillo típico como el mole de olla, la barbacoa, el chorizo verde de Toluca o los tamales de haba no es simplemente cocinar; es ejecutar un proceso lleno de simbolismo, paciencia, sabiduría y dedicación, en el que se combinan ingredientes locales con prácticas que han perdurado por siglos.
Además, esta declaratoria fortalece la economía local, pues impulsa el turismo gastronómico y fomenta la comercialización de productos preparados de manera tradicional, elevando su valor en mercados regionales, nacionales e incluso internacionales. También abre puertas para que las comunidades tengan acceso a apoyos y programas que ayuden a conservar sus recetas, utensilios y formas de producción, como los comales, los metates y los hornos de barro.
Este video te puede interesar
El Estado de México se suma así a una tendencia mundial que reconoce la comida como una manifestación cultural que debe protegerse. Iniciativas como esta ayudan a evitar que se pierdan tradiciones culinarias ante la globalización y el consumo masivo de alimentos industrializados. Con esta medida, se honra a quienes, desde sus cocinas, han sabido mantener vivo el legado del sabor, el color y la identidad del pueblo mexiquense.